Como, para mí, aprender no es solo un acto cultural, sino un alimento imprescindible, me he metido en una nueva y agradable aventura comenzando un curso de ilustración en la Casa de Cultura de un pueblo cercano a mi domicilio. Lo imparte una superprofesional, Cristina Minguillón y va a durar una temporada.
La primera clase consistía en hacer una rápida ilustración sobre una anécdota o historia relatada por alguno de los alumnos. Me tocó ilustrar lo que contó una de mis compañeras quinceañeras, explicando lo bonito que es tener un árbol… Siempre que no te toque barrer sus hojas en otoño…
Primero fué el apunte que, después, se convirtió en algo mas elaborado.
Como fin de fiesta tocaba soltar la mano con el lápiz… esto es algo de lo que salió.
Ya os iré contando.
Sí que parece interesante y, seguro que contando con tu presencia, los alumnos y la "profe" aprenden lo más inverosímil. El montaje del níspero es espectacular. Creo que lo vais a disfrutar un montón. Un beso, Pablo.
ResponderEliminarMe encanta, sobre todo el último.
ResponderEliminarYa te he comentado alguna vez que me gusta muchísimo el dibujo a lápiz por la libertad del sombreado.
Ya nos vas contando, pero pinta muy bien
Besos
Realmente me dejas impresionado con tu pericia, manejando ese lápiz y dando forma artística a lo que dicta tu imaginación con esas Ilustraciones llenas de color.
ResponderEliminarUn abrazo.
Juraría que te había puesto un comentario y que ha desaparecido... Pues que pasaba por aquí porque echaba de menos tus dibujos y decía que tu dirías que ¡haber pasado antes! Pues que tienes razón. Y que yo digo que nunca es tarde si la dicha es buena. Y lo es, doy fe, y mucho...
ResponderEliminar¡Un abrazo, Pablo!