EL SEÑOR DOMINGO
Algunos días, quien sabe por que milagros del “estraperlo”, en una u otra casa de la corrala se podía evitar la obligada cena a base de malta y sobrantes de “pan migao” sustituyéndola por algo más atractivo y alimenticio; Cuando esto ocurría, una ley solidaria no escrita pero muy presente entre los vecinos, obligaba a incluir en el acontecimiento a todos los chavales del portal.
- ¡Vecinas… que suban los chicos! –
Mi madre me urgió…
- ¡Venga. Pablito, súbete al quinto, donde la Victoria ! –
Cuatro boquerones fritos, dos hojas de lechuga (solo con sal) y un trozo de “chusco” del día aliviaron mi hambre casi endémica. Terminado el “banquete” baje hacia mi casa; En un bulto con forma medio humana que despedía un desagradable olor a alcohol barato, sudor y suciedad reconocí al señor Domingo caído en el suelo del descansillo, tal como lo encontrábamos, casi cada día, en uno u otro piso o en el portal; Mi estómago agradecido me instó a compensar a mi benefactora, subí a saltos los tres pisos e informé:
- ¡Señá Victoria, su marido está en el descansillo del segundo! –
Luego descendí despacio y satisfecho hasta mí casa.
"El señor Domingo" |
POESIA: Como aun esta cercano el día de la poesía adjunto dos enlaces que supongo gustarán uno es imagen y otro sonido
POESIA
Muy buen relato sobre la España de Posguerra, fiel retrato de la España de época.
ResponderEliminarMe han encantado los dos enlaces. Gran homenaje al día de la Poesía.
Un saludo, Pablo.
Preciosos los testimonios que nos has dejado... ¡y ese narrador! ¿A quién me recuerda a mí esa voz? Un beso, Pablo.
ResponderEliminarCuántas historias parecidas ocurrirían en esos duros años... Y me han encantado los dos enlaces que has puesto, en especial el audio.
ResponderEliminarBesotes!!!
Por desgracia todavía existen los Domingos y ya no tienen excusa...
ResponderEliminarMuy buen homenaje a la poesía el de tus enlaces.
¡Un abrazo, Pablo!