lunes, 16 de abril de 2012

"1950, EL AÑO DEL...¡QUE NO ME LO CREO!


LA MANZANA

- ¡Ha sido tu hijo, le he visto perfectamente!... –

La señora Amelia, dueña del puesto de frutas que estaba en el pasillo de la planta baja del Mercado de San Fernando, le estaba contando a mi madre, con todo detalle, como yo había pasado corriendo por delante de su puesto arrebatándola una manzana y saliendo a toda velocidad hacia la puerta de la calle de Tribulete… Contaba que habían sido varios los chicos y varias las manzanas robadas, pero que yo parecía el cabecilla, explicaba y que eso ya había ocurrido varias veces.

Recordando en la dureza de la suela de la zapatilla de mi madre intenté una explicación

- Teníamos hambre...-

Mi madre me apretó el brazo mientras la señora Amelia continuaba con su perorata y me amenazaba con llamar a los guardias si volvía a intentarlo…

Cuando se marchó la frutera me armé de valor y esperé el justo castigo pero. por primera vez, después de una de mis habituales trastadas y para mi asombro, mi madre en vez de darme con la zapatilla…  rompió a llorar.  


La manzana

Triste época en la que muchas madres pasaban por la ordalía de ver a sus hijos en situaciones de necesidad muy importantes... Yo creo que esas  realidades nos convirtieron, a mi y a otros muchos, en supervivientes.

5 comentarios:

  1. Las necesidades y la imposibilidad material de saciarlas en la España de la posguerra.
    Muy buen Relato, Pablo.
    Un abrazo.

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  2. Las necesidades, los malos tiempos, los problemas, hacen a las personas más fuertes y como dices crean supervivientes. Me ha encantado tu historia, como madre he comprendido perfectamente a la tuya, besos.
    Silvia

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  3. Duros los años 50, triste, real y emotivo el relato. Mis padres se hubieran visto retratados. Fueron unos de los supervivientes. Gracias a ellos, yo nunca he conocido el hambre de verdad. Un beso, Pablo.

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  4. Cuando hay necesidad, hay que sobrevivir. Y desde luego totalmente comprensible la actitud de tu madre. Y sobrecogedora.
    Besotes!!!

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  5. Gracias por colaborar a que la reunión del jueves resultara todo un éxito. Un beso fuerte para Ángela y para ti.

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